Yo, que de toda carne fui preso
cautivo de nuevo
vuelvo a la noria.
No hay miedo a llegar al umbral
o a perder la luz,
ya dancé sobre lágrimas caidas
y la piel, taciturna
recupera la sonrisa
-un abrazo y un guiño han bastado-
Un deseo:
en nuestros ojos, el mismo compás
y así, bailar abrazados hasta la muerte.
Noja Polman.
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