Del otro lado de tus ojos,
hecho de retales de sueños,
busco sin calma ni tregua
el lugar donde se inician tus temores.
Prenderé crespones negros sobre tus escorpiones
para que no se nos hiele la voz
ni se debilite la locura;
no entienden de tibieza nuestros litorales.
Encenderemos todas las estrellas
e insaciables
con música
y sin distancia,
cincelaremos nuestro camino.
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