Cuando acecha el silencio,
centinela,
y se elevan los muros
nuestros cuerpos, intactos del fango
-pura lumbre-
escapan de la llovizna hostil,
bebiéndonos el pecho
alimentando el deshielo
con tu mano en la mía.
Sólo así
se aleja la muerte en espiral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario