Al llegar al sueño
en el que me esperabas,
atravesamos lunas
escribiendo vino
bebiendo versos.
Iniciado el vuelo
sobre el enredo de nuestras bocas
libres de fortalezas
espantamos bestias
buscándonos entre las sábanas
-la hoz del tiempo ya no cercena-
La noche se rompe en mil pedazos
hasta que acude, de nuevo, el invierno
y arropa nuestro silencio
y caras de luna llena.
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