ELLA
Seguía la estela
de legañas y cabezas recién peinadas
en rutinaria hora punta.
ÉL
Nadie en los pasillos
se percataba de su presencia
figura desfigurada
abandonada en un rincón
entre escaleras mecánicas y miradas perdidas.
ELLA
El sonido del violín
-imán para elegidos-
posó la atracción sobre su cuerpo
su falda recobró el vuelo
y unas notas la arrancaron
de la manada de desconocidos.
ÉL
Al verla aceleró el compás
(adagio, allegro, presto)
dedos desbocados
sus ojos en ella.
ELLA
Al llegar a él
mientras dos lágrimas caían de sus ojos
la música anudó sus soledades.
Noja Polman.